Los pilotos utilizan un servicio satelital que les indica las condiciones del mar que luego pueden utilizar para estimar dónde encontrarán la mayor concentración de peces. Durante el día, los pilotos pueden encontrar los peces buscando áreas de color marrón claro en el agua.
Si tomas un suplemento de aceite de pescado o te encanta el auténtico sabor a anchoas en el aderezo de tu ensalada César, es probable que hayas apoyado a un Twin Commander.
Las aguas costeras del norte de Chile son uno de los caladeros más abundantes del mundo. Chile, uno de los diez principales exportadores de pescado, esta muy cerca de los Estados Unidos en términos de producción total, a pesar de tener un litoral significativamente menor. Es un líder mundial en muchas áreas, incluyendo la pesca de anchoveta, jurel y caballa. Considerando que la pesca es una parte muy importante de la economía, no es sorprendente que la aviación desempeñe un papel en ella.
En un día cualquiera durante la temporada de pesca, que dura nueve meses en el país, encontrarás a Fredy Castillo o a uno de sus pilotos volando un Twin Commander 500 S para Camanchaca, compañía pesquera que exporta a 50 países diferentes tipos de productos, desde salmón hasta caballa. Su trabajo es detectar peces y dirigir a los capitanes de los barcos a la zona, ya sea de día o de noche. El vuelo, que llaman prospección pesquera, es un baile entre el piloto y el capitán de barco con el objetivo de conseguir una gran pesca.
“Específicamente, la misión es buscar biomasa de peces en todo nuestro mar territorial, reportar las posiciones a los barcos y dirigir las maniobras de pesca”, señaló Castillo. El vuelo es completamente visual, y puede ocurrir cerca de la costa, o hasta 200 millas mar adentro. Por lo general, vuelan entre 1.000 y 3.000 pies, y con un límite máximo de seis horas de vuelo.
Los pilotos utilizan un servicio satelital que les indica las condiciones del mar que luego pueden utilizar para estimar dónde encontrarán la mayor concentración de peces. Durante el día, los pilotos pueden encontrar los peces buscando áreas de color marrón claro en el agua. Con el tiempo han llegado a ser capaces de identificar qué tipo de especie es, basándose en el color y el movimiento. Luego, el piloto coordina la posición con los barcos y les da instrucciones específicas a medida que van rodeando a los peces.
Si se ha logrado una buena coordinación, la red puede transportar 300 toneladas de pescado cada vez. La flota de la compañía en su base en Iquique tiene una cuota anual de 150.000 toneladas, por lo que el trabajo es continuo y puede ser intenso, especialmente por la noche.
Cualquiera que haya volado sobre un océano por la noche sabe cómo se pueden mezclar el cielo y el mar, lo que dificulta realizar un vuelo seguro solo con las señales visuales. Pero Castillo y sus compañeros pilotos necesitan poder ver el océano, por lo que apagan todas las luces de la cabina, excepto sus pantallas de vuelo principales, que se atenúan a los niveles más bajos. Castillo cuenta que por la noche los peces adquieren una apariencia similar a las cenizas de cigarrillo. “Cuando volamos sobre un banco de peces, lanzamos un pequeño haz de luz desde un foco que está en la parte inferior de la aeronave, debajo de la posición del piloto, operado por un interruptor en los controles del piloto. Luego, cuando la luz cae sobre el banco de peces, reaccionan moviéndose más rápido. Esto provoca una incandescencia en el mar y el banco de peces se muestra momentáneamente en un color blanco más intenso (fluorescente). Por la intensidad del color y la forma del banco, podemos distinguir las especies”.
Obviamente, este tipo de vuelo requiere experiencia. Castillo ha estado trabajando con Camanchaca por 23 años, y ha volado 15,000 horas en el negocio de prospección pesquera. Dirige un equipo que cuenta con un asesor técnico, dos supervisores de mantenimiento, dos mecánicos de línea, un especialista en electricidad, un especialista en fuselajes y tres pilotos. Cada piloto está limitado por la DGAC chilena a 36 horas semanales, 100 horas mensuales, 270 horas trimestrales y 1.000 horas anuales de vuelo. Señalando que lo común son 850 horas al año. Por la noche, se necesitan dos pilotos, aunque Camanchaca intenta tener dos pilotos en cada vuelo.
Aparte del mal tiempo, también evitan volar durante los ciclos de luna llena, de echo es demasiado brillante. Castillo cuenta que la luz se refleja en el agua, oscureciendo a los peces. Además, van más profundo durante las lunas más llenas, y no pueden ser identificados desde el aire.
Para una operación que depende sólo del vuelo visual, el avión está muy bien equipado. Una serie de renovaciones se llevó a cabo en el servicio técnico autorizado de Twin Commander del centro de jet de Naples, en 2019, la que incluyó un nuevo mástil de ala, una importante mejora en la aviónica y un STC que eliminó el selector de combustible auxiliar y permitió el flujo continuo de todos los tanques. El panel incluye dos PFD, dos Garmin GNS430, una pantalla multifunción Garmin, analizador de motor JP Instruments, Garmin G5 y más.
Por lo tanto, la próxima vez que comas pescado de Chile o tomes un suplemento de aceite, recuerda que puedo ser un Twin Commander quien ayudó a hacerlo posible.